Somos seres históricos

Somos seres Historicos

Historias Expansivas e Historias Limitantes

Y su relacion con el coaching

Escuchando los dolores, enseñanzas, anécdotas, fenómenos culturales y todo lo que nos trae la diversidad que nutre la tierra en la que vivimos, sabiendo  por ejemplo que el pertenecer a la historia catalana de linaje y de nacimiento, es probable que traiga consigo dureza, firmeza y exigencia, el poder reconocer, que la historia de México desde su independencia, hasta su manera de relacionarse hoy los ciudadanos del corriente con las instituciones y el gobierno esta quizás basada en el miedo y la desconfianza, poder ver en las miradas y percepciones de algunos Chilenos que dada su historia conocen el rencor y la necesidad de que se les obedezca, aprender del pueblo Judío su unión familiar amalgamada y discurso histórico de ser únicos, pocos y elegidos,  me llego con mucha fuerza la conexión con mi propia historia.

Un pedazo de mi historia..

Soy una mujer Colombiana, nacida en Bogotá con linaje y ancestros Antioqueños, con raíces mas lejanas españolas, esta la raza de los «Paisas», como se les reconoce al interior del país,  es una raza con  múltiples atributos, algunos de los cuales me daré el permiso de enunciar aquí y de ante mano pido disculpas a los Antioqueños, que quizás al leerme sientan que estoy quedándome corta en mi relato, dado que lo escribo desde mi limitada visión de hija, nieta, sobrina, prima, bisnieta, colega, y amiga  de Antioqueños y esto ya hace que sea solo mi percepción, no la verdad.

Y para referirme a ellos es imposible no hablar de su capital, Medellín, la Ciudad de la «Eterna Primavera»… De clima casi siempre cálido, cielo azulado, cerros a su alrededor, un río que atraviesa gran parte de la ciudad y que en épocas decembrinas se convierte en orgullo de exportación, por el ingenio, la iluminación, la impecabilidad y la precisión con la que cada bombillo es ubicado para traer una magia inigualable y la sensación de estar en mundos coloridos, y variados, unos  años han homenajeado al agua y quienes en ella habitan, otras veces llegan las flores, los países, el cielo o lo relacionado con la natividad… Ciudad de gente  alegre, amigable, cortés, cívica, de mujeres hermosas, catalogada como la ciudad mas Innovadora luego de una ardua competencia con capitales de la talla de Nueva York y Tel Aviv, conocida también por ser la ciudad de la moda,  cuna de grandes artistas, deportistas, importantes políticos y representantes de su casta, ciudad que cultiva el arte y se ocupa del progreso y es referente en muchos aspectos para todo el país y desde mi mirada una de sus principales características que vivo y respiro en ella es su ser Resiliente, si bien esto le pertenece a los antioqueños, se lo otorgo también a la ciudad, la cual ha tenido unos años de su historia teñidos por mucha violencia, miedo en sus calles, tristeza en las casas, deterioro del tejido social, niños y adolescentes que empuñaban armas en lugar de libros, juguetes o lápices y… ha venido aprendiendo para reinventarse y restaurarse.

Y es esta la ciudad que esta habitada por la mayoría de antioqueños y no solo haré referencia a los medellinenses, también en mis raíces  aparecen los envigadeños, los nacidos en Sonson y en un pintoresco y amigable pueblo antioqueño llamado Jardín entre otros preciosos lugares de este gran departamento de Colombia, aquí habitan seres maravillosos de quienes aprendí mucho de lo que me compone y de quien soy, y en esta travesía de mirarme y seguirme conociendo, hoy sé que en mi discurso histórico y de estas raíces tengo regalos luminosos y bien sombríos a la vez.

Los Atributos:

No puedo comenzar sin traer una emoción y/o verbo (dependiendo de su uso), que nos pertenece a los Colombianos de la cual los Antioqueños son fieles representantes, esta es la «Verraquera«, es fácil escuchar la expresión de «Los paisas son unos verracos», eso resume su: tenacidad,  valentía, audacia, tesón, capacidad, ingenio, fortaleza, empeño, perseverancia, ímpetu, lucha, persistencia y espíritu competitivo entre otros tantos…

Por su puesto no puedo todo resumirlo a esa expresión, así que me llega su regionalismo, se cuidan entre paisas, se emplean entre ellos, honran sus empresas, consumen sus productos, recuerdo desde pequeña una campaña cuyo eslogan decía «Quiero a Medellín», que invitaba a todos extranjeros y colombianos a ir a su ciudad, a recorrerla y contagiarnos de su pasión por ser quienes son.

Están también sus sabores, con los que crecí, una bandeja paisa que trae diversos sabores y su sentirse orgullosos de llamarse a si mismos los que la inventaron… No importa que en Brasil se coma algo parecido o en Cuba o en  otros lugares, eso es parte de ser Antioqueño, la propiedad para referirse así mismos y el tender a «exagerar o insinuar» que lo suyo es «lo mejor de lo mejor», y sin duda algo de ellos tengo, por tanto puedo afirmar que la bandeja paisa es exquisita, y la arepa y el mondongo, y el sancocho y sus empanadas y la mazamorra,  a pesar que varios de estos platos los hay en otras regiones del país, debo anotar que las recetas paisas son verdaderamente ricas.

Es una idiosincrasia católica y creyente, que confía en «A Dios rogando y con el mazo dando», por tanto no es frecuente relacionar al antioqueño con la pereza o la desidia,  todo lo contrario, ya que rezan y piden y a la vez madrugan, trabajan, siembran y hacen lo que deben hacer; es característico de esta raza las familias numerosas, al menos de mi generación hacia atrás, quizás hoy eso pueda variar y las familias sean de dos máximo, tres hijos y me atrevo a decir que se puede deber a la vorágine mundial, mas que por convencimiento natural del antioqueño, pues uno de sus valores fundamentales es la familia, el linaje y cuidar su legado; en estas familias numerosas como en la que nací y en las que fueron formados mis padres, prevalece la figura de la mamá, como «matrona» quien lleva las riendas de la casa, sin embargo desde mi experiencia es mas una manera de aparecer, pues su llevar de riendas gira al rededor de un machismo soterrado, en donde: el plato con el pedazo mas grande de carne es para el papá o los hombres de la familia, a quienes hay que debérseles pues ellos llegan cansados por el trabajo fuera de casa, si el hombre duerme, los niños y mujeres callan, o salen a los patios para «respetar su sueño», a juicio mío un gran matriarcado en un sistema patriarcal.

Y paralelo a cuidar las costumbres, la religión y la familia, está el saber quienes van a entrar a mi circulo, por lo que existe el clasismo y el poder describir con una expresión que aprendí en casa, quienes son de «buen tipo» (para referirse a los blancos, de familias mas reconocidas y/o de cuna), y quienes son de «mal tipo» ( y aquí yo incluyo a todo aquel que dado el desconocimiento previo y algo de ignorancia de los papas o abuelos por no poderlo referenciar, los «descalificaban»)

Con todo esto en mi discurso histórico y en mi narrativa y si me permiten déjenme irme tiempos mas mas atrás, en épocas de la conquista y tiempos de inmigrantes, cuando llegan los españoles, a diferentes territorios colombianos, no en todos se dio de la misma manera, ya que hoy nos compete hablar de esta región, aquí los diversos indígenas como los Caribes, Urabaes, Cunas, Nutabes entre otras comunidades, etc… Ellos recibieron a los españoles y se «mezclaron» e intercambiaron viandas y trabajo para explotar y mantener la tierra, por tanto  la mayoría de ellos tomó su lugar; sin hacerse «menos», y  así continuar con su línea de crecimiento sin pasar por el avallasamiento y/o sometimiento; hay también cierta herencia Judía en la sangre antioqueña, cuya raza ha tenido por miles de años la habilidad de llevar precisas cuentas y enriquecerse gracias a su ingenio en los negocios y todo esto nos constituye y ha contribuido para comprender las posturas, las reacciones, su estar emocional, su haber en otros años querido ser la «República Antioqueña» y así hoy continúen siendo parte de Colombia buscan siempre ser un diferenciador en la mayoría de frentes.

En medio de este relato me dan infinitas ganas de ahondar en los discursos y las narrativas contenidas en las otras tantas subculturas colombianas, esas que sin duda sostienen hoy el ser y hacer de los herederos del ser costeños, o caleños o boyacenses, pastusos, tolimenses, opitas, santandereanos, en fin… Ya tendré espacio para dedicarme a ellos y desde ahí, poder unificar nuestro discurso como colombianos.

Y que hay de mi ser Antioqueña?

Yo cuento con orgullo que puedo representar bastante a esta digna raza en muchos aspectos: soy verraca, dícese de: capaz, luchadora, emprendedora, responsable, de carácter fuerte y firme etc…

Tengo rasgos físicos de la mujer antioqueña, de hecho hay una canción de Garzón y Collazos que dice: » Antioqueña que tienes negros los ojos, el cabello rizado y los labios rojos…» Y eso hasta ahí, es mío también, tengo autoconfianza, sé que puedo y me siento orgullosa de lo que hago, me hago escuchar, aparezco, me relaciono de igual a igual, no niego la grandeza del otro, mas esa nunca opacará la mía.

Y yo siendo hija menor de una familia de seis, matriarcado por predominar la mayoría de mujeres y a la vez cuidando y respetando a los hombres, nieta de la familia paterna con 10 tíos y primos que me pueden llevar mas de 50 años de edad, de parte de mamá con alrededor de 15 tíos, no conociéndolos a todos, y a la vez sabiendo que existen tras de mi grandes y grandes colchones de historia consanguínea de diferentes grados y todas bajo una misma nutrición cultural y discursiva.

Hoy en un maravilloso momento de introspección, me conecté con mi ser enjuiciadora y buena para calificar todo aquello que los demás hacen que por su puesto yo no… Y aquí mientras se los escribo sin adornos, me llega una gran vergüenza por mi arrogancia, y menciono esto, no con el animo de restarle valor a mi ser jueza, sino para integrar mi ser humilde, quien también esta conmigo.

Yo por muchos años unos 30 aproximadamente, me he referido a los paisas como ser «ellos», muy MERECIDOS y permítanme ponerlo en mayúsculas, ya que esto es central para trascender mi propia historia; y lo digo dado lo que he aprendido con el tiempo, los paisas son merecidos según Yo, por que:

Ellos merecen que se les vea…

Merecen que se les premie…

Merecen que se les reconozca…

Merecen que el país les aprenda y voltee a mirar…

Merecen que se les siga…

En mi historia recuerdo que mas o menos a mis 10 años, mi papá compró un carro nuevo y por alguna razón que desconozco, que quizás fue olvido, ocupaciones o simple no saber… Este no fue «ofrecido» a mi tío un hermano de mi mamá que vivía en Bogotá y… Saben eso alejó a estos dos hermanos cuya familia la de mi tío iba a almorzar todos los domingos a mi casa, al menos por uno o mas meses, pues era «obvio» que mi mamá debió haber llamado a su hermano a ofrecerle su carro nuevo pues El «merecía» se le dijera y no enterarse por que llegó y lo vio ahí en el garaje…

Cuando Yo viajo a Medellín por trabajo, debo llamar a mi hermana, a penas llegue o antes… De lo contrario hay una gran posibilidad que se sienta, y esto sucede pues ella «merece» que yo la llame… Recuerdo en los preparativos de mi primer matrimonio, confieso mi papá sufrió bastante pues yo le decía: «papá a ellos ni los conozco» refiriéndome a tíos, hermanos de él y a sus sobrinos es decir primos míos,  personas con quienes quizás en mis 27 años, edad en la que me casé, no había conversado nunca con ellos o máximo los había saludado una vez, por tanto no los invitaré y tampoco enviaré participación… Y él solo me decía «Lucita son mis hermanos ellos «merecen» al menos se les participe; Si mi hermana llega a Bogotá, debe de llamar a mi hermana mayor pues ella «merece» se le salude… En fin aquí podría seguir enunciando ejemplos de eso que yo he llamado de manera fría y despectiva » Los Paisas son muy «MERECIDOS»

Tenida en mi historia…

Estando en medio de esta introspección, me di cuenta de «cuan merecida he sido», que yo además de señalar de manera arrogante y despectiva a ellos los paisas, he venido viviéndome la vida tenida por este mismo discurso histórico, y también he operado desde allí, y me conecté con el dolor, la tristeza por las sin duda muchas pérdidas que esto me ha generado, ¿cuántas puertas no me habré cerrado?, ¿cuántas personas habré alejado de mi?, ¿cuántas oportunidades habré dejado pasar?.

Aquí llegaron las sombras de mi ser antioqueña en la integralidad, de manera ilusa quizás me sentía Bogotana de nacimiento y solo con la herencia de la parte luminosa de esta raza preponderante y… Pude mirarme de frente y verme oscura también.

Unos de los costos de mi ser merecida como lo he llamado, es sin duda el cargarme en el hacer sola, pues los otros deben de darse cuenta, deben de verme, saber que soy buena, saber que soy capaz, saber lo que hago bien, saber lo que tengo para dar y son los otros quienes deben verme y buscarme pues yo… «Merezco que así lo hagan»; también percibo que trae una cierta desconfianza implícita, pues me paro en lugares de ¿qué será lo que busca?,  claro… me pide por… Y luego hará con lo que yo hago… En fin desde este lugar estoy acompañada si e involucrada no tanto… Aquí llegan mas perdidas…

Sé que me falta mucho mas por explorar y ahondar en este descubrimiento del ser que he venido siendo todo estos años, el verlo me ha dolido infinitamente y a la vez me da hoy la posibilidad de aceptar mi historia, mi legado, respetarla y trascenderla también, no tengo que ser esclava de ella, puedo optar por hacer y estar distinto, y eso me implica, pedir, conversar, acercarme, ofrecerme, involucrarme, pertenecer y aparecer no desde merezco que me descubran sino como el regalo que soy para descubrir de la mano de otros.

Y… Aún no se como hacerlo, por lo pronto me encuentro aquí compartiendo parte de mi historia, esto es sin duda un paso grande de mi hacer y estar distinto, pues pongo aquí mi alma, mi historia, mis dolores, mis luces, mis sombras, mi grandeza y mi imperfección, las cuales pueden convertirse en un precioso regalo para alguien mas, y que juntos podamos ver que todos tenemos un contexto histórico, un contexto emocional, unas maneras de ser y hacer preestablecidas que es posible nos preceden por siglos atrás y que podemos incluso desconocer, y tenemos algo de eso, del territorio donde nacimos, de la religión, del legado, de la cultura, de la historia y… no somos eso!!!

Podemos verlo, abrazarlo y elegir la manera desde la cual queremos vivir.

Ahora agradezco haberlo visto, quiero resaltar también que mi capacidad reflexiva, introspectiva y centrada, que fue la que me permitió verme, la  cual aprendí de mi padre, quien no solo reforzó el hacer sola, el no molestar, el no estar con otros, el ambicionar poco, el quedarnos solo entre nosotros y no expandirnos,  etc, también me mostró la manera de aprender de los sabios de siglos atrás, del valor por las letras, el romanticismo, el misterio, lo espiritual, el silencio, lo místico y profundo del arte, el estudio y el mirarme.

Hoy tomo el regalo de mi introspección y capacidad reflexiva como el motor para gestar otra manera de habitarme, poder seguir haciendo lo que me gusta, sin dejarle la tarea a los demás para que  adivinen o  deban saber que hacer conmigo.

Y empezar yo a ser el regalo que el mundo merece recibir!

Nuestras Historias y El Coaching

Me he permitido aquí traer una parte de mi historia como una gran sombrilla que enmarca y abraza el ser coach que me constituye, desde esos lugares, luminosos y sombríos acompaño a mis coachees, pongo a su servicio mi integralidad, pudiendo a si mismo estar atenta de todo cuanto ellos traen y ponen en cada sesión.

Esta es la invitación a los coaches para que recordemos que cada momento en el que nos encontramos frente un ser, ante ese coachee que nos pone su alma,  contada a través de sus quiebres, sus dolores y sus narrativas que son la manera como el o ella tiene para contar lo que le pasa, detrás de todo eso, está su historia.

En esa conversación, que llamamos sesión de coaching, se  entremezclan, usos y costumbres, creencias, territorios, saberes, sabores, experiencias y discursos que se han ido a través de los años, y la herencia instalándose y transformándose en hábitos, los cuales sin duda en muchas ocasiones debemos desaprender; esto dentro del espacio del coaching es importante hacerlo siempre honrando el de dónde vienen y creando el espacio dentro del alma para re aprender otras maneras de estar y hacer que nos posibiliten empezar a crear nuestra propia historia, una que busca traer mayor bienestar a la vida propia y a la de aquellos que llegarán después de mi.

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